Mis adorables vecinos

¿De veras que existen vecinos que se pasan la vida moviendo muebles?

No se puede ser tan pesado; supongo yo, que habrá que respetar a la comunidad de vecinos… Si no, ¡Aquí no hay quien viva!

Yo ya sufrí algo parecido, pero muy de lejos . Resultaba ser cuando visitaba a mi prima Laura o cuando dormía con ella. Tenia unos vecinos maravillosos que, parecían pasarse la vida innovando la decoración interior de su preciado hogar.

Y ahora lo estoy sufriendo muy de cerca, ¿en serio que a las 6 de la mañana tienes que taladrar un cuadro en la pared? ¡Ah!, no, es aún más lógico mover el sofá o la mesa del comedor.

Es que mientras escribo, ¡no paran! ¿no se cansan? Mueven para allá, cambian para acá … Pero eso no es todo, tienen un retoño que no hace otra cosa que corretear sin parar, pasillo “pa” arriba, pasillo “pa” abajo, y sin parar es , sin parar.

Me pone la cabeza como un bombo, a veces no me deja ni conciliar el sueño con facilidad, y eso en mi, ya es difícil.

Si esa niña correteara así por mi casa , no hubiera durado mas de una carrera. Se esta jugando la dentadura. En fin, me la he cruzado por el portal y a la vez que mona, también la considero un “mini demonio”.

La primera noticia que tuve de esa pequeñaja, vino de la mano de mi casera, que me comentó el primer día:

-Tienen que venir los pintores, porque los vecinos de arriba, tienen una niña pequeña que se ha debido dejar un grifo abierto por la noche, y claro, se inundó todo tu piso, pero ya pasó. El agua venía como un río…

Yo pensé:

-Que guapo…

Pero no todo es malo. Vivir en pleno centro de Madrid es muy divertido, energético, y frenético a la vez. Cuando caminas por el, nunca lo haces sola.

La Gran Vía no le envidia nada a la mismísima Oxford Street londinense, pasear me recordó hoy, a la vida, la emoción y al estrés que nunca dejan descansar a las grandes Capitales del Mundo.